Parte 1
“El pasado es presente” -y yo añado: puede ser el presente-. Esta frase podría explicar el fundamento principal de la terapia EMDR.
Estoy segura que muchxs no habréis oído hablar de ella; que otrxs habéis tenido la experiencia de haber trabajado con ella; y algunxs habréis escuchado a amigxs, familiares, compañerxs y otrxs mencionarla.
Pero… ¿Qué es la terapia EMDR? ¿Para qué sirve? ¿Qué es eso de “el pasado es presente”? ¿Qué significa procesar recuerdos? ¿Por qué algo que me ocurrió hace un porrón de años lo sigo recordando y me duele? ¿Por qué, sin motivo aparente, me encuentro triste, con miedo o preocupado constantemente? ¿Quién puede recibir esta terapia? ¿Tiene evidencia científica?
Bien…En este primer post, hablaré de conceptos generales de la terapia EMDR y en próximos me meteré más en detalles. Por el momento, voy a explicarte qué es y para qué se utiliza.
Los seres humanos somos un continuo, no partes separadas e inconexas entre sí. Todo lo que nos ocurre, se queda registrado en nuestro ordenador particular: el cerebro. Este almacena la experiencia en la memoria dándole un significado. Normalmente, tiene la capacidad de almacenar o procesar (entender e integrar) de manera saludable lo que nos ha ocurrido.
Pero, hay ocasiones en que no es así.
Ha sido tan intenso lo que nos ha ocurrido -y nos ha pillado desprovistxs de herramientas- que no ha logrado entender qué ha pasado y esa información se ha quedado atascada con la mochila llena -creencias negativas sobre nosotrxs, somatizaciones, emociones desagradables…- condicionando nuestro presente de manera consciente o inconsciente.
Digo inconsciente, porque muchas veces desconocemos que aquello que nos pasó en el pasado que, actualmente al recordarlo incluso podemos bromear con ello, sigue teniendo peso en nosotrxs hasta el punto de condicionar nuestras acciones, nuestro autoconcepto, nuestros miedos, inseguridades, las relaciones con las demás personas…
Después de todo este royo…sé que sigues sin entender qué es la terapia EMDR.
Estarás pensando “bien, vale, ¿y qué?”. Lo sé. Sigue leyendo.
La terapia EMDR (eye movement desensitization and reprocessing- Desensibilización y reprocesamiento por movimiento ocular) se descubrió en 1987 de la mano de la psicóloga Francine Shapiro.
Esta muchacha, a la que le debemos mucho, se vio desbordada ante la cantidad de patologías y problemas emocionales con las que volvieron los veteranos de la Guerra de Vietnam. Descubrió que aquellos combatientes seguían sufriendo las consecuencias de la guerra -una vez pasada- en forma de desórdenes emocionales: ansiedad, depresión, pesadillas, reexperimentación, cambios de comportamiento, ira…Y pensó, ¿cómo puedo ayudarlos para que puedan recuperar sus vidas?
Se estrujó la cabeza y llegó a varias conclusiones:
- Por un lado, que estas personas estaban sufriendo, la mayoría de ellos -por no decir todos-, trastorno de estrés postraumático.
- Que, por tanto, su cerebro se había atascado en el trauma, sin poderlo resolver.
- Y, lo más curioso (de esto que piensas: ¿por qué no se me ocurrió a mí?), especuló acerca de lo que sucede durante la fase REM del sueño en la que los ojos se mueven de un lado a otro muy rápidamente y parece que, al día siguiente si hemos alcanzado y resuelto esta fase, las preocupaciones con las que nos hemos ido a la cama resultan menos intensas. Parecen haberse procesado.
Cogió todas estas reflexiones, les dio forma y empezó a trabajar con ellos.
Comenzaron a trabajar con los recuerdos que estos pacientes tenían más presentes y malestar les causaba. Analizaron las creencias negativas, emociones y en qué parte del cuerpo estas se manifestaban haciendo uso del movimiento ocular de izquierda a derecha con el fin de desatascar esos recuerdos y almacenarlos en la memoria de manera funcional sin todo el dolor que arrastran.
Lo que se observó es que, después de varias tandas de movimientos oculares -y en ocasiones, varias sesiones- el malestar se veía disminuido considerablemente hasta llegar el punto de desaparecer y estas personas, poco a poco, iban recuperando su vida y su salud mental.
Y hasta aquí cuento por hoy. Creo que para empezar hay bastante información que procesar, nunca mejor dicho :D, por nuestra parte. En un próximo post, me meteré más de lleno y contaré más cositas sobre la terapia EMDR.
Pero…para terminar, me gustaría animarte a hacer una cosa:
Cierra los ojos. Vete al baúl de los recuerdos. Coge una etapa de tu vida (infancia, adolescencia, adultez temprana, momento actual…) y piensa en algún momento que te haya marcado.
Obsérvalo.
¿Qué ocurrió? ¿Qué te viene? ¿Cuál es la imagen que representa la peor parte del recuerdo? ¿Qué emociones te vienen? ¿Qué sientes en tu cuerpo al traerlo al momento presente? ¿Qué dice ese recuerdo de ti?
Continuará…