Post de la colaboradora: Ángela Valero Arias
Hoy, 18 de febrero, se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger.
Cuando MJ me propuso que escribiera sobre el Síndrome de Asperger en su blog mi pregunta fue: “¿Y cómo lo enfoco?”. Su respuesta: “Escribe algo desde el corazoncico”.
Así que eso es lo que pretendo con este post, que veamos más allá de la palabra “síndrome”, que miremos dentro de estas maravillosas personas y que aprendamos que el Asperger no es algo que les define, sino que es una característica más de ellos.
A los papás les suelo decir que su hijo es alto, tiene los ojos marrones y además tiene Asperger.
Sí que es cierto que, tras darnos cuenta de que a nuestro hijo “le pasa algo” y buscar respuestas de lo que es, que nos den un diagnóstico ayuda a entender mejor qué es lo que está pasando y, a partir de ahí, podemos trabajar para mejorar todo lo que esté en nuestras manos.
El Síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo caracterizado por dificultades en las habilidades sociales, habilidades de comunicación (compresión y expresión) y falta de flexibilidad, entre otras.
Debemos saber que ellos se esfuerzan cada día en poder encajar en entornos agotadores que perciben como montañas inalcanzables. Quizás, ya que sabemos estas características, ahora podemos hacer un ejercicio de reflexión y hacer como ellos hacen con el mundo que les rodea: intentar comprenderles mejor y ponernos un poquito en su lugar sin juzgar su comportamiento.
Me gustaría que por un momento le demos la vuelta a la tortilla y contaros todo lo que me han enseñado a mí y lo mucho que el mundo debería aprender de ellos.
Me han enseñado…
- Aprendizajes nuevos e interesantes. Suelen tener intereses fijos por ciertos contenidos, lo que hace que investiguen continuamente sobre ello. Me han dado datos que ni en media vida hubiera podido aprender.
- El valor de las pequeñas cosas. Tienen una gran capacidad en fijarse en los detalles y comentarlos.
- Que tenemos que defender nuestros ideales a capa y espada. Un ejemplo que nos dan todos los días.
- Que primero se hace una cosa y después otra. Cuando se les dice muchas cosas a la vez se pueden agobiar, pero si aprendemos a hacer las cosas poco a poco a todos nos va a ir mejor.
- Sinceridad, ante todo. Tengamos por seguro que casi siempre van a decir lo que piensan.
- El poder de la lealtad. Tienen un círculo social muy concreto en los que confían y pocas veces les fallarán.
Estas son solo algunas de las cosas, pero podría hacer un listado eterno.
Me gustaría terminar nombrando a Temple Grandin. Ella es etióloga y profesora de universidad, y una de las primeras personas diagnosticadas con Trastorno del Espectro Autista dedicadas a compartir su experiencia con su condición.
Os dejo dos frases suyas que me gustan mucho y que pueden englobar muy bien lo comentado en este post.
“Debe haber mucho más énfasis en lo que un niño puede hacer en lugar de lo que no puede hacer.”
“El mundo necesita de diferentes tipos de mentes que trabajen conjuntamente.”