Decía la canción “y si el miedo me gana este pulso y si el miedo me invita a mí solo a jugar. Y si el miedo me pide mi cuerpo, le doy la espalda y le digo “no quiero jugar”…”.
Y si el miedo cogiera el volante todo el tiempo de ese coche que nos conduce a cada quehacer.
Y si…
No me voy a parar a explicarte qué es el miedo porque, apuesto lo que quieras que, algo sabrás sobre él aunque no con las palabras técnicas.
Quiero pararme a explicarte otra cosa: PUEDES, aunque él esté contigo.
“Con miedo, pero hazlo”
“Con miedo, pero hazlo”, Esa frase debe ser una de nuestras máximas.
¿Tienes miedo? Asúmelo, no pasa nada, pero hazlo. Evidentemente, y faltaría más recalcar, que hablamos de cosas, situaciones, experiencias…donde el miedo es irracional. Es decir, donde el miedo no es más que una anticipación de nuestra mente sustentado por algo que no tiene que ver con la situación real o no tiene por qué darse en el presente aunque haya pasado en el ayer.
¿Qué puedo hacer?
Una cosa que te podría resultar de ayuda para afrontarlo (que no enfrentarlo).
En terapia utilizo como recurso: dibujarlo. Sí sí, a estas alturas…dibujar.
Digo a estas alturas para los que dejamos de hacerlo hace mucho tiempo atrás. Exterioriza tu miedo. Ponle forma, color, textura, ojos, cara…no sé, dibújalo como tu mente te diga que es ese miedo.
Míralo
¿Qué ves? ¿Es tan temible como lo tenías en tu cabeza?
¿Qué dice ese dibujo, por tanto ese miedo, de ti?
¿A él le gusta aparecer justo en esos momentos en los que te invita a evitar?
¿Quizá puede ser la forma que ha aprendido de manifestarse para que lo escuches -te escuches-?
¿Podrías hablarle y decirle que puede confiar en ti, que no hay nada a lo que temer?
Hazlo como le hablarías a un niñx que está en pleno crecimiento, desde el cariño. Háblate, en esos momentos -y siempre-, como le hablarías a un mejor amigo que se enfrenta a una situación que teme.
Háblate, háblate mucho…y escúchate…
Porque…
¿Y si sí?